¡Programadores del mundo, uníos! ¡Programadores del mundo, levantaos! No permitáis que la mezquindad seque el ingenio, la crítica y acabe con el teatro. La Buena Compañía inicia una nueva revolución simbólica con Molotov que construye una ficción en la que te vas a reír y luego te vas a cuestionar por qué te has reído. Pero si no fuera dramático, sería ridículo.

LA DRAMATURGIA FUNCIONA, LA ESCENOGRAFÍA EXCEDE CON MUCHO EL RECURRENTE “SOFÁ CON LÁMPARA” DE LOS ÚLTIMOS Y PRECARIOS TIEMPOS, Y LOS PERSONAJES SON COMPLEJOS, EVOLUCIONAN, SIGUEN REFERENTES INTELIGENTES Y CULTOS

¿Quién se va a atrever a justificar que no programa Molotov por la baja calidad artística? Sólo mostrará su ignorancia.

MOLOTOV DEVUELVE AL TEATRO LO QUE ES DEL TEATRO

Al margen de la denuncia política, social, la obra recrea en la ficción el espejo negro que hace falta. La palabra es una fuerza indócil y ante la creciente represión no queda otra sino la resistencia, en este caso, desde las artes escénicas. Ni siquiera es tan grave lo que acontece en el espectáculo. Lo que pasa es que cuestiona el orden establecido y problematiza la jerarquía opresora. Es triste tener que volver a abrir el surco de la libertad de expresión para poder lanzar la semilla de la creatividad y que germine una sociedad justa y en paz.

¡Viva el teatro que sacude, remueve y recarga de energía a quien asiste!

FUENTE: ENTROPIACULTURAL.COM
https://entropiacultural.com/programadores-del-mundo-unios/